Nota Editorial

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La izquierda y las elecciones en latinoamerica

 

En los últimos meses estamos presenciando el derrumbe de distintos gobiernos de izquierda en América Latina. El primero de ellos fue el de Bogotá, en donde después de 12 años esta corriente política perdió el gobierno de la ciudad.

La ineptitud, la corrupción, el mesianismo y la megalomanía provocaron que los electores optaran por una opción más de centro derecha. El segundo suceso fue el de las elecciones presidenciales argentinas, donde al igual que en nuestra capital, tras 12 años cayó el kirchnerismo. Probablemente las causas sean las mismas que las de Bogotá. En último lugar tenemos a Venezuela, en donde el chavismo perdió el control total del poder legislativo. Allí además de las situaciones anotadas habría que agregar la violencia y la escasez alimentaria.


En estos tres países la autocrítica ha sido nula y le achacan la derrota al influjo de los medios de comunicación de las multinacionales derechistas. Pero ninguno de estos paradigmas de inclusión social acepta sus errores, y ninguno ha sido capaz de entender que terminaron haciendo lo mismo que los otros grupos políticos al llegar al poder.


Esta situación es bastante compleja y más para un país como Colombia, en donde estamos a punto de culminar felizmente el proceso de paz. Y decimos que es complicada, porque le da  argumentos a quienes optan por la violencia y no por la vía democrática. Estos muestran que la verdadera izquierda sólo puede ser revolucionaria  y ella sólo accederá al poder por las armas. Circunstancia en la que probablemente caerá Venezuela, en donde nuestro vaticinio es que habrá un golpe de Estado y un entierro del proceso democrático.

 

Ayer en nuestro hermano país, se comenzó a hablar de una investigación a los comicios legislativos por un "golpe de la derecha" que motivó un fraude. La similitud con el caso bogotano es palpable, pues aquí nuestro Alcalde Mayor llamó en varias oportunidades a la desobediencia civil ante investigaciones de los organismos de

control.

 

Esto lo único que demuestra es que nuestra izquierda es una izquierda trasnochada, que no quiere entender que los procesos revolucionarios no lleva sino a dictaduras como la cubana. Por eso vuelvo a insistir en que la opción es la social democracia.

 

MIGUEL MALAGÓN PINZÓN

Director

Revista de Derecho Público