Nota editorial

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Al cumplirse veinte años de la promulgación de la Constitución de 1991, vale la pena reflexionar sobre la situación de los afrocolombianos. En primer lugar este importantísimo grupo étnico, que representa la tercera parte de nuestra población total, sólo ha comenzado a tener una trascendental visibilidad con la expedición de la Carta Política, ya que con la constitución de la regeneración eran unos seres sin derechos. De hecho a partir de nuestro actual texto constitucional los afrocolombianos han empezado a ser ciudadanos en todo el sentido de la palabra, pudiendo ejercer sus derechos políticos y siendo consultados sobre el porvenir de sus territorios.

 

Pero estas aparentes conquistas no son suficientes para tratar de equiparar a este grupo humano con los otros grupos que integran nuestro país. Se necesitan acciones afirmativas que logren generar una verdadera igualdad. Adicionalmente debemos emprender una tarea de recuperación de la memoria histórica de nuestros afros y pedir perdón por el holocausto de la diáspora africana y de la esclavitud.

 

Siguiendo el ejemplo brasilero debería crearse una cátedra de historia y cultura africana en los colegios colombianos. En donde tendría obligatoriamente que hablarse de lo que significó la esclavitud para el país. Resulta bastante curioso que entre nuestros afros del Caribe, y en concreto de Palenque, se diga con orgullo que sus antepasados confrontaron la esclavitud. Mientras que entre los del pacífico, parece que se hiciera una negación de esta situación traumática. Por ello es que se requieren las políticas públicas que ayuden a nuestros afros a recuperar la dignidad. El Gobierno debería crear un museo del holocausto y de la esclavitud, para que la gente conociera lo que pasó con los antepasados de nuestros afros y para que no se repita esta desagradable e inhumana explotación de seres humanos.

 

Si se alega que no existe presupuesto para desarrollar esta empresa, podría proponerse que una de las salas de nuestro Museo Nacional cumpliera este propósito.

 

Para terminar también sería muy importante que el Estado Colombiano, y en concreto el Ministerio de Educación fortaleciera los lazos con distintas universidades de países africanos, para tratar de generar un entendimiento de parte de la historia y de las costumbres de nuestros afros.

 

Miguel Malagon Pinzon

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